Tras la Segunda Guerra Mundial, los Estados Unidos y la URSS
entraron en la guerra fría, guerra política y además ideológica. Ambos países
trataron de encontrar sistemas de educación que produjeran los científicos
necesarios como para ser el primer país a escala mundial. Estados Unidos vivía
bajo el síndrome de lo que dio en llamarse efecto Sputnik, debido al adelanto
soviético en la carrera espacial. Esta preocupación por los recursos humanos
marcó de modo profundo la teoría funcionalista sobre la educación en los años
50.
El creciente cambio tecnológico de la sociedad moderna
necesita grandes grupos de especialistas y expertos. Al sistema educativo le corresponde
entrenarlos y seleccionarlos. Esto implica la expansión y especialización del
sistema de enseñanza a la vez que un alto grado de rendimiento del mismo.
La hipótesis central de la teoría del capital humano es
la de la productividad de la educación, demostrada
por la rentabilidad de invertir en ella, tanto para las colectividades como
para los individuos.
El capital humano hace
referencia al conjunto de habilidades, talentos y conocimientos que posee un
individuo. La adquisición de estas capacidades implica unos procesos comunes:
la educación formal, el entrenamiento en el trabajo y la experiencia laboral.
Schultz (1970), también tiene en cuenta la distribución subyacente de
oportunidades y aptitudes.
La teoría del capital humano le otorga «valor económico a la educación». La mayor inversión social e individual en educación
significaría mayor productividad, y como consecuencia, mayor crecimiento
económico.
Bronislaw Maninowski (1884-1942), plantea que este enfoque
estudia la cultura y demás hechos sociales, en función de cómo se organizan
para satisfacer las necesidades de un grupo humano, es decir, todas aquellas
tareas u objetivos que tienen a mantener y conservar los organismos de la
sociedad y a ésta como tal, incluyendo sus modelos culturales.
"El capital humano es el conocimiento de las
competencias y otros atributos que poseen los individuos y que resultan relevantes
a la actividad económica". (Calderón y Castaño, 2005: 401)
"El capital humano se refiere a los conocimientos que
ha adquirido el sujeto a través de su educación y al grado en que una persona
es capaz de poner en práctica sus habilidades y capacidades productivas, desde
los procesos mentales hasta los psicomotores". (León, 2013)
Cada
individuo vive bajo diferentes paradigmas y sus acciones se rigen según el
paradigma predominante. El mundo del trabajo tiene sus propios paradigmas y van
cambiando a medida que van cambiando los modos de organizarse y los marcos
teóricos que lo sustentan.
Las
sociedades modernas e hipercomunicadas avanzan mucho más rápido que sus
líderes, la incorporación de nuevas generaciones al ámbito laboral, los cambios
en el comportamiento de los consumidores, el fenómeno de la globalización y la
dinámica de las relaciones se conforman en hitos que señalan el comienzo de una
nueva era. Hablamos de una sociedad liquida, en constante movimiento, con
limites difusos.
esta nueva
sociedad se caracteriza por los siguientes fenómenos: globalidad, velocidad e
inmediatez, personalización versus masividad, interconexión, búsqueda de
bienestar, diversidad, la gente como eje clave.
El cambio de
paradigma se refleja en el mundo de las organizaciones se refleja a través de:
vínculos, emociones, compromiso, sentimientos y felicidad.
Para las
organizaciones éstos significaron revisar sus valores, estilo y modelo de
liderazgo, procesos y estrategias.
Cada vez
más, las compañías empiezan a diferenciarse de su capital humano, ya que se
puso en evidencia que cada uno de los integrantes de una empresa es un talento
que puede dar lo mejor de sí y potenciar los resultados globales de la
organización.
Como
conclusión, podemos decir que el capital humano está relacionado con temas como
la productividad, la satisfacción del cliente, la innovación y la reducción de
la conflictividad.
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